14. Las Ramas Cortadas

14. Las Ramas Cortadas

¿Por qué dice la Biblia que las ramas pueden ser cortadas del olivo?

Uno de los pasajes más usados para supuestamente comprobar que la salvación se puede perder es el pasaje en Romanos 11 que habla de los gentiles como ramas de un olivo silvestre que fueron injertados en el buen olivo. En este pasaje, en versículo 20, dice que algunas ramas fueron desgajadas, o sea cortadas, por su incredulidad, y en versículo 21 dice que Dios no los perdonó. También dice en el pasaje que la rama que ha sido injertado tiene que temer (11.20) en vez de jactarse (11.18) y que pueda ser cortada también si no permanece en la bondad de Dios (11.22). Algunos dicen que es una prueba clara de que la Biblia dice que la salvación se puede perder.

Para considerar el pasaje que habla de las ramas del olivo, primero tenemos que recordar que hay muchos versículos en la Biblia que nos dicen, en palabras muy claras, que la salvación y la vida eterna son para siempre. Si, por ejemplo, el Señor Jesús dijo en Juan 6.37, «al que a mí viene, no le echo fuera», y en Juan 10.28 que da a sus ovejas vida eterna «y no perecerán jamás», ¿Cómo puede ser que este pasaje en Romanos quiere decir que Jesús en realidad sí echa fuera a algunos que vienen a él y que algunas de sus ovejas dejarán de ser sus ovejas y perecerán? Lo que vemos en Romanos 11 es una ilustración usando la práctica agrícola de injertar ramas en un árbol, pero el significado de la ilustración no puede ir en contra de las declaraciones tan claras en otras partes del Nuevo Testamento.

Entonces, ¿De qué trata el pasaje? En el contexto de Romanos 9-11, el apóstol Pablo, quien al final de capítulo 8 dijo que nada nos puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús (8.38-39), habla del hecho de que Dios no ha sido infiel a sus promesas a Israel por haber puesto a Israel a un lado y por haber dado a los Gentiles el privilegio de ser miembros del pueblo de Dios.

En Romanos 11, las ramas desgajadas del olivo representan a Israel como nación que fue incrédulo (11.20) y por eso perdió su posición como el pueblo especial de Dios. Pablo es claro que Dios va a cumplir todas sus promesas a Israel, en el día futuro cuando Israel, como nación, crea en su Mesías, en cual día «todo Israel será salvo» (11.26). Pero en la época de le iglesia, Israel como nación ha sido «excluido» de su posición (11.15) y los gentiles han sido injertado en el olivo (11.17) y están juntos con el remanente de Israel que cree en Jesucristo (11.5). La raíz representa a Abraham, a quien Dios dio las promesas de que iba a bendecir a su linaje y a todas las naciones por él (Génesis 12.1-3). En Romanos 4.11-12, Pablo dijo que Abraham es el padre de todos los creyentes circuncidados y no circuncidados, y en 4.16 dice que la promesa dada a él es para toda su descendencia.

 Las ramas que fueron desgajadas del olivo no representan a Israelitas individuales que perdieron su salvación. Jesús vino a la nación que él había escogido, «y los suyos no le recibieron» (Juan 1.11). Los que no recibieron a Jesús no fueron salvos, entonces no perdieron su salvación. Lo que perdieron fue el privilegio de ser el pueblo por el cual Dios hacía su obra en el mundo. Entonces, en el contexto, la posibilidad de que los gentiles podrían ser cortados del olivo (11.22) tampoco habla de individuos que fueron salvos perdiendo su salvación. Habla de la posibilidad de que los gentiles como pueblo puedan perder su posición especial en los planes de Dios.

Nosotros, si somos gentiles injertados en el olivo que comparten las promesas hechas a Abraham por la gracia de Dios, debemos dar gracias a Dios y no pensar que somos mejores que los de Israel que perdieron sus privilegios. En cualquier momento, Dios puede terminar su obra que hace por medio de los gentiles (en la iglesia) y volver a cumplir sus planes para Israel. No nos está usando porque somos buenos, sino porque hemos creído en su Hijo amado y somos parte de su cuerpo por su gracia. Mientras estamos en el mundo como el pueblo de Dios, en vez de ser orgullosos (11.20), debemos mantenernos fuertes en fe y temer de decepcionar a nuestro Dios.

 Lo que no tenemos que temer es perder la salvación o la vida eterna que ya hemos recibido. Aun si nosotros no le somos fieles al Señor Jesús, él siempre sigue siendo fiel a nosotros porque «él no puede negarse a sí mismo» (2 Timoteo 2.13). This is sample content, you can replace it with your own text and images.