2. No Por Obras

No Por Obras

La salvación no se gana, ni se pierde, por obras 

La Biblia nos dice claramente en Efesios 2.8-9 que la salvación no es por obras. El texto de estos versículos tan conocidos dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” 

Dios da la salvación y la vida eterna como un regalo, sólo por fe, y no por obras. ¿Por qué? Porque cualquier cosa buena que nosotros podríamos hacer, o cualquier obediencia a Dios que nosotros podríamos prometerle, no cambiaría el hecho de que el pecado nos mató, que nosotros estuvimos muertos y que necesitábamos nueva vida. No pudimos calificar para recibir la salvación como recompensa, porque como dice Isaías 64.6, "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia." Además, Dios planeó la salvación en una manera en que sólo él recibiría la gloria. Si nuestras obras tuvieran algo que ver con la salvación, podríamos "gloriarnos" en nuestras obras. Pero como la salvación no es por obras, toda la gloria es para Dios, quien nos salva gratuitamente. 

Entonces, ¿Qué tiene que ver la salvación sin obras con la seguridad eterna? Bueno, la mayoría de los que creen y enseñan que la salvación se puede perder, dicen que se pierde por pecado en la vida del creyente, y el pecado es cualquier tipo de desobediencia a la voluntad de Dios. Como la voluntad de Dios es que hagamos buenas obras y que no hagamos malas obras, esto quiere decir que si la salvación se pierde por pecado, se pierde por malas obras o por falta de buenas obras. ¿Pero cómo podría Dios decir que la salvación no es por obras si es que para ser salvo, uno tiene que tener buenas obras en su vida? O, para decirlo en otra manera, ¿Si solo los que hacen cierta cantidad de buenas obras van a estar con Dios en la eternidad, y los que no hacen buenas obras pierden la salvación y terminan en el infierno, ¿No sería esta una salvación por obras? 

Hay muchas personas que creen que la salvación se puede perder, pero todavía dicen que la salvación es un regalo. La idea es que inicialmente la salvación y la vida eterna son otorgadas como regalo, pero si la persona no obra para cuidar lo que ha recibido, Dios se lo quita. Aunque una persona que entiende la salvación en esta manera puede hablar de la salvación por gracia y como un regalo, al final es mas como un contrato de obras para terminar la vida salvo. No es muy diferente a la idea de comprar un auto "fijado," o sea sin bono, pero con pagos que uno tiene que hacer para mantener posesión del auto. El hecho de que la persona no tuvo que pagar nada para llevar el auto a su casa en ninguna manera quiere decir que el auto era un regalo. 

Tenemos que entender también que la Biblia no dice que la salvación es por fe más obras, sino que es por fe sin obras. Romanos 4.4-5 dice, "Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia." Vamos a ver más del concepto de justificación en uno de los capítulos que siguen, pero para ahora podemos decir que parte de la salvación es que Dios ve como justos a los que ponen su fe en Jesucristo. Y en este pasaje en Romanos, nos dice claramente que esta justificación no es para los que obran para lograrla, sino sólo para los que creen. 

Tito 3.5 dice, "nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo." Dios no nos salva inicialmente por obras, ni hace un contrato con nosotros en que tenemos que mantener cierto nivel de obras para mantenernos salvos. Sí es verdad que Dios nos salva con la intención de que hagamos buenas obras (Efesios 2.10), pero las obras no juegan ningún papel en la recepción ni el mantenimiento de la salvación. La persona que cree en el Señor Jesucristo como su Salvador recibe una salvación que es para siempre y una vida que es eterna. Se mantiene salvo, no porque él mismo obra fielmente, sino porque Dios es fiel y su regalo es eterno.